Por: José Ortiz

*Las cuentas alegres de Marcelo Ruiz
En política, hay silencios que dicen más que mil discursos, y hay discursos que debieron quedarse en el silencio. Para prueba de ello, un botón: este 13 de junio, en todas sus redes sociales, quien se ufana como el verdadero líder del Partido Verde en Veracruz, el “diputado coordinador” Marcelo Ruíz, publicó un mensaje en el que, arrogándose el liderazgo de su partido en Veracruz, da cuenta del “triunfo” electoral del mismo. El video de Marcelo Ruíz Sánchez es prueba irrefutable de que sabe más el que calla que el que habla. Un diputado local que, en lugar de asumir con responsabilidad el rol que tiene como presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales —una de las más delicadas e influyentes en todo este sexenio— decidió ponerse la gorra de influencer de medio pelo para aplaudirse a sí mismo y al Partido Verde como si vivieran en un Veracruz paralelo donde todo fue un éxito.
No, diputado. No fue un éxito.
El reciente proceso electoral judicial fue un desastre institucional. Un proceso sin legitimidad, sin certeza, sin participación ciudadana, y que ha sido calificado —dentro y fuera del país— como una regresión democrática peligrosa. Y usted, en vez de hacer un mea culpa como parte de la clase política que votó, promovió y celebró esa infame reforma que redujo el Poder Judicial a una piñata electoral, decide salir en video como si estuviera presentando la tercera temporada de su propio show.
¿Qué dice en su video? Con un tono celebratorio y triunfalista, Marcelo Ruíz afirma que “el proceso electoral ha concluido” y presume que el Partido Verde logró más de 240 mil votos, obteniendo “triunfos contundentes” en diversos municipios. Felicita efusivamente a su dirigencia, a sus candidatos, al OPLE —sí, al OPLE— y hasta a los ciudadanos que fungieron como funcionarios de casilla. Habla de logros, de conquistas, de “hermandad verde” y de que todos juntos llevarán a Veracruz hacia una nueva etapa.
Pero diputado, ¿en qué país vive usted?
Celebrar así, sin rubor, sin crítica, sin siquiera mención a las irregularidades, es insultar la inteligencia colectiva. Habla en nombre del Partido Verde como si fuera el dirigente estatal, ninguneando en el acto al verdadero líder del partido en Veracruz, Édgar Herrera Lendechy, y al operador nacional Javier Herrera. ¿Quién le dio permiso para ponerse la estrellita en la frente? ¿Quién le autorizó esa narrativa triunfalista mientras el OPLE sigue tratando de justificar el caos que dejaron? ¿Acaso ya olvidó que, como presidente de la comisión que parió esta reforma judicial, su obligación era garantizar que la ley no se usara como disfraz para un circo electoral?
Pero no. En su video no hay una palabra para los jueces electos en condiciones vergonzosas, no hay autocrítica por el fracaso de participación, no hay referencia al daño institucional que se ha hecho. Solo aplausos para él y los suyos. Solo una película de éxito que no tiene taquilla, ni audiencia, ni crítica favorable.
Marcelo Ruíz no entiende —o no quiere entender— que no se puede actuar como político responsable por la mañana y como animador de mitin por la tarde. Su protagonismo desmedido solo evidencia una cosa: el deseo desesperado de no quedar fuera del reparto político que se avecina.
Veracruz necesita legisladores que construyan con seriedad, no influencers con ego inflado. Necesita operadores políticos con visión, no diputados de selfie y discurso facilón. Y el Verde, ese partido que históricamente ha sido la veleta del sistema, tenía en este momento la oportunidad de construir algo digno. Pero con voceros como Marcelo, solo queda claro por qué siguen siendo —como bien dice el pueblo— la prostituta del poder.
Ojalá alguien en su partido tenga la decencia de decirle lo que no le cabe en su guión: que el aplauso fácil es efímero, y que el juicio de la historia es implacable.